Cada vez es más común utilizar nuevos medios para leer noticias. En papel y en pantalla no se lee igual y es fundamental saber qué aspectos diferencian a ambos medios para poder optimizar los contenidos de forma adecuada a cada soporte. En internet, la extensión y jerarquización de los contenidos es clave. Como indican los profesores Ramón Salaverría y Francisco Sancho (Diseño periodístico en internet, 2006), el lector de nuevos medios quiere que el profesional de la información le ayude a «discernir lo esencial de lo secundario y hasta de lo desechable».
Patrón en F
Uno de los trabajos más relevantes sobre la manera en que leen los lectores es el realizado por Jakob Nielsen. El experto en usabilidad señala en sus estudios de eyetracking que la mirada dibuja un patrón de lectura que tiene forma de F cuando se lee en internet. Es decir, no se lee linealmente sino que primero se hace una lectura horizontal en la parte superior de la pantalla; a continuación, la mirada efectúa un segundo movimiento horizontal, más corto, en la zona inmediatamente inferior y, por último, se visualiza la parte izquierda de la página.
Este patrón de lectura en F permite concluir que, delante de la pantalla, se escanea el texto en lugar de leerlo con detenimiento palabra por palabra. Trasladado a una noticia, cuando se carga una página web en la pantalla la mirada se dirige al titular y a la parte izquierda del cuerpo de la información: si las primeras palabras de cada línea de texto no resultan importantes o interesantes se continúa explorando el resto del texto informativo hasta dar con algo más interesante.
Punto de entrada
El texto es el punto de entrada de la página web para los lectores. El bloque visual es lo que primero atrae la mirada del usuario, y no las fotografías, como ocurre en el caso de los medios impresos.
La información textual tiene también un componente navegacional muy importante. De acuerdo con los estudios de The Poynter Institute, los menús de navegación y los sumarios sirven de guía y orientan la lectura. Esto es lo que los autores del estudio denominan dispositivos direccionales, a partir de los cuales el usuario toma la decisión de ir de un bloque informativo a otro.
Profundidad
Sobre la extensión de los textos hay diferentes opiniones al respecto. Expertos como Mario R. García sostienen que, si el texto es bueno, los lectores lo devorarán párrafo tras párrafo hasta el final. Otros, como recoge Guillermo Franco en Escribir para la web, sugieren limitar el número de palabras por «pantallazo». Es el caso de Crawford Kilian, autor de Writing for the web, que propone «segmentos de información» que no tengan más de 100 palabras. Jakob Nielsen, cuyas investigaciones señalan que los lectores solo leen el 20 % del contenido expuesto en la pantalla, propone aplicar una regla: no escribir más del 50 % de lo que se hubiera escrito en la versión en papel.
Al margen de cálculos, parece claro que los lectores tienen un tiempo limitado para resolver sus necesidades informativas de forma eficaz. La presentación de la página debe permitir una navegación fluida en la que el lector pueda localizar la información de interés que está buscando en el menor tiempo posible. Titulares, palabras clave, ladillos y cualquier otro bloque de información que resuma el contenido del texto facilitan este cometido.