Autor: Daniel Torres-Burriel
Cuando escribimos nuestras entradas o artículos muchos creen que hay que observar a rajatabla las conocidas como normas SEO (Serch Engine Optimization), pero otros opinan que si uno piensa en los lectores el resultado es mucho mejor.
Hace un poco más de un año vino a mi cabeza una de esas cosas que, por sabidas, pasan desapercibidas en muchas ocasiones. Fue en Sevilla, en la edición de 2009 del EBE. Eran tiempos en los que muchos, o algunos, llorábamos la muerte de Soitu. En el escenario estaba, absolutamente sereno, Sindo Lafuente.
Recuerdo como si lo viera ahora mismo que Sindo paseaba mientras hablaba y nos contaba todo lo que habían aprendido con el proyecto que había muerto. No faltó en mi mente el soniquete habitual: «está hablando solo para periodistas». Y la gente le escuchaba atentamente…
De entre todo lo que Lafuente dijo hubo un detalle, un matiz, que me iluminó la mirada: «nosotros titulamos para personas, no para buscadores». A partir de ahí, paradójicamente, la tecnología hizo el resto. Varios tweets se hicieron eco de esa frase. Unos lo aplaudían mientras otros, profesionales del SEO, lo tomaron con reservas. A mí, que me gusta polemizar, no me costó nada entrar al trapo con las gentes del SEO y a través de Twitter comenzamos una conversación en la que creo que aprendimos muchos.
El escenario resultó ser un interesante tablero en el que debemos, una vez más, observar con una mirada muy amplia cuál es el alcance de la web como medio: ni lo que vemos lo es todo, ni lo que hemos aprendido es suficiente. La web, entendida como la concibió Tim Berners Lee, es una entidad mucho más amplia que una colección de documentos relacionados a través de hipervínculos. La multitud de prismas desde los que se puede observar y acceder nos obliga, siempre, a tomar distancia y a fijarnos con cuidado en cuáles son todos los ángulos a través de los cuales podemos advertir los matices que la hacen diferente en función de nuestro acercamiento. O lo que es lo mismo, el contenido en la web tiene una característica que lo describe de una manera diferencial: es un todo que toma o puede tomar una diferente significación en función de cómo accedemos a él.
Pongamos el ejemplo que da título a este texto. ¿Quién puede acceder a un contenido en la web? Podemos decir que la gente, las personas. Podemos decir que las máquinas, los buscadores. Podemos, incluso, ir un poco más allá y establecer diferencias entre las personas que pueden acceder a un contenido en la web: personas que no ven, personas que no oyen, personas con necesidades especiales de carácter cognitivo. Y el contenido de la web seguiría siendo el mismo, si bien este debería haberse entendido, comprendido y construido teniendo en cuenta toda la tipología de personas que pueden acceder a él.
¿Y si pensamos en las máquinas? ¿Qué máquinas acceden o pueden acceder al contenido de la web? ¿Son todas iguales? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué quieren de nuestro contenido web? Son respuestas que van a ser diferentes en función de los casos concretos, pero si fijamos la mirada en un tipo de máquina, los buscadores, debemos pararnos y terminar de comprender la frase de Lafuente: «nosotros titulamos para personas, no para buscadores».
Pues no. No hay lugar para una sentencia así. La respuesta se halla en ambos casos. El contenido en la web, entendida esta como un espacio abierto, universal y accesible, no puede quedar limitado a casos concretos. No puede porque no debe, y porque lo contrario implicaría olvidarse de alguien, ya sean personas o buscadores. U otras máquinas.
Basta con acudir a la fuente principal de información en la que se explica cómo, cuándo y dónde empezó todo: Help and FAQ, del World Wide Web Consortium.
What is the difference between the Web and the Internet?
From the definition in the Wikipedia: «The Internet is a global system of interconnected computer networks that interchange data by packet switching using the standardized Internet Protocol Suite (TCP/IP)».
Thus, the Internet is defined by the TPC/IP standards. The Web, on the other hand, is defined in W3C’s Architecture of the World Wide Web, Volume I as follows: «The World Wide Web (WWW, or simply Web) is an information space in which the items of interest, referred to as resources, are identified by global identifiers called Uniform Resource Identifiers (URI)».
Thus, the Web is defined by other specifications. The first three specifications for Web technologies defined URLs, HTTP, and HTML
Para contarlo con palabras mucho más sencillas: la web es un espacio de información, de contenidos identificados a través de un solo elemento único, que es la URI. Todo lo demás lo estamos dando por supuesto cuando nos limitamos a hacer una observación que quede constreñida por un navegador, por una tecnología o por la naturaleza misma del contenido.
Por ello, cuando se plantea la interrogante de si debemos escribir para las personas o escribir para los buscadores, la respuesta debería ser clara: para ambos. Y todo lo demás significará dejar a alguien de lado, ya sean buscadores o sean personas.
Lógicamente podemos encontrarnos con el escenario de que por la vía de los hechos, de las presiones internas o, simplemente, de las urgencias del día a día tengamos que tomar decisiones sin la tranquilidad que requiere una observación amplia como la que sugiero. ¿El remedio? Cerrar los ojos dos minutos y preguntarse cómo se accedería a la web si no se tuviera la posibilidad de ver.
Siguiendo la sentencia de Steve Pemberton, Google es el usuario ciego por definición. ¿Quiero satisfacer los requerimientos del SEO? Si la respuesta es «sí», piensa en cómo satisfacer a ese usuario ciego, que no tiene capacidad de visión y dale lo que necesita. Una sencilla búsqueda, si no lo sabemos, nos descubrirá de nuevo una vuelta a los inicios: Web Content Accessibility Guidelines. O lo que es lo mismo, pensemos en personas con necesidades especiales que tienen baja o nula visión y nos encontraremos con ese escenario en el que satisfacemos a las personas y a los buscadores. ¿Por qué? Porque habremos dejado de entender la web como un canal plano al que se accede solo por una puerta, y empezaremos a comprender que las vías de acceso a los contenidos pueden tener muchos protagonistas. Tantos como seamos capaces de imaginar. Ahora o en el futuro.