Según se aprecia en la Ortografía de la lengua española, los derivados que se forman a partir de nombres propios se escriben en minúscula y no necesitan comillas.
En esta obra se recogen, por ejemplo, las voces shakespeariano, gaullista y brechtiano; además, en fútbol es habitual hablar de mourinhistas o del cholismo, y en política se crearon hace tiempo chavista, castrista, uribista y madurismo, lista a la que pueden incorporarse ahora pedrista, sanchista y susanista, sin comillas ni cursiva.