En efecto, en cierto números de casos el uso de las mayúsculas no es rígido y puede haber decisiones ortotipográficas y de tipo estilístico. La propia Ortografía académica así lo establece en la página 446, donde aclara que en la aplicación de las mayúsculas intervienen «muchos factores, como la intención de quien escribe, el tipo de texto o el contexto de aparición».
Y continúa en esa misma página: «… es a todas luces imposible prever y explicar todos los contextos en los que quien escribe puede optar por utilizar la mayúscula o la minúscula en función de variables muy diversas, sin que, en rigor, ninguno de los dos usos pueda considerarse incorrecto».
Por tanto, obras como las de Martínez de Sousa y otros ortotipógrafos son también válidas, especialmente en aquellos casos que la Ortografía no considera, y aunque la principal fuente sea el texto académico, pueden ser complementos muy útiles y en ámbitos especializados incluso esenciales (pues la Ortografía está destinada a textos generales).
Lo realmente importante es establecer una norma única en un determinado documento para mantener la uniformidad y la coherencia interna (o, incluso, con un manual de estilo interno).