Cuando se emplea sucesor con un cargo se utiliza en: sucesor en la presidencia, en el papado, en la regencia, en la cátedra… La forma normativa sería, pues, sucesor en el trono. Sin embargo, la locución sucesor al trono constituye una excepción a esta regla que aparece con notable frecuencia, tanto que se ha hecho habitual en español.
Conviene evitar, en todo caso, sucesor del trono, puesto que la palabra que sigue a sucesor de ha de ser la que designa a la persona o cosa a la que se sucede: «Carlos II, sucesor de Felipe IV»; «la ONU, sucesora de la Sociedad de Naciones»; «Benedicto XVI, sucesor en el papado de Juan Pablo II».