Para el uso que indica, lo aconsejable es decir, en efecto, es mi tipo de persona o, simplemente, es mi tipo. Se ve más claramente si a la pregunta «¿Te parece atractivo ese hombre?» se responde «No, no es mi tipo» (no se diría «No, no es mi prototipo»).

La expresión ser un prototipo de persona es válida, pero alude más bien a un arquetipo, al modelo primero o ideal que posteriormente otros imitan. Por ejemplo, a una mujer famosa la pueden imitar otras mujeres, por las razones que sean, y en este contexto sí resulta adecuado decir que es su prototipo. También puede decirse que una persona es el prototipo del padre de familia si se considera el ideal y puede servir de modelo a otros padres.

Naturalmente, en una persona pueden coincidir ambos aspectos, pero cuando se refiere de modo específico a que alguien tiene las cualidades necesarias para gustar o atraer, lo recomendable es, tal como recoge el Diccionario del estudiante, de las Academias de la Lengua, ser el tipo de alguien, como «Ese chico es el tipo de mi hermana» o «Las morenas son mi tipo».