También se puede aplicar a policías y militares, pues según la segunda acepción del Diccionario académico un francotirador es simplemente una ‘persona aislada que, apostada, ataca con armas de fuego’.
El hecho de que esté aislado no implica que lo haga sin unas instrucciones determinadas, sino tan solo que no está acompañado en ese momento por otros soldados o policías ni forma parte de un comando que actúa de modo conjunto. De hecho, no es raro que actúen con un propósito concreto establecido por el cuerpo policial o militar, el grupo terrorista o la organización mafiosa a la que pertenece o está vinculado, o incluso por una persona que lo haya contratado para cometer un crimen.
No obstante, se trata de un término informal, pues a menudo se llaman a sí mismos tiradores de élite.
En su uso primitivo, un francotirador es un ‘combatiente que no pertenece al ejército regular’ (lo que no excluye que forme parte de un ejército irregular), y hoy también ha adquirido, de modo figurado, el sentido de ‘persona que actúa aisladamente y por su cuenta en cualquier actividad sin observar la disciplina del grupo’ (como en «Tiene fama de francotirador dentro del Parlamento», ejemplo tomado del Diccionario del estudiante).