Las expresiones que menciona parecen traducciones literales de dos locuciones fancesas (harcèlemen thérapeutique, maltraitance thérapeutique) que a veces se emplean para aludir a lo que en español se denomina encarnizamiento terapéutico, una práctica éticamente rechazada por la profesión médica que consiste, según la definición que dio la Asociación Médica Mundial en 1983, en la aplicación a un paciente terminal de ‘tratamientos extraordinarios de los que nadie puede esperar ningún tipo de beneficio para el paciente’.