Transformar faltas en goles  (CRÓNICA)

Foto: ©Archivo Efe/Javier lizón

Así como la magia transforma naipes en palomas, algunos futbolistas transforman faltas en goles prodigiosos, como sacados de una chistera.

En realidad, los asistentes a un espectáculo de magia saben que el naipe no se ha transformado y que la paloma ya estaba allí desde el principio, próxima pero oculta, solo en apariencia invisible; salvo inocencia extrema, el público está avisado de que existe alguna técnica ilusionista que se le escapa, un juego de luces o un baile de espejos, qué será, algo está sucediendo ante sus ojos y no consigue descubrir el truco.

Los grandes lanzadores de faltas, en cambio, no esconden nada al espectador. Muy al contrario: partido a partido, repiten sin disimulo los mismos gestos, idénticos rituales, ese cuidado obsesivo al depositar el balón sobre un punto milimétrico de césped, esos tres pasos exactos de carrerilla antes de golpear la pelota como si balón y pie formasen un engranaje perfecto.

La lengua, por su parte, también cuenta con sus engranajes, con preposiciones y conjunciones que permiten unir unos sustantivos con otros o relacionar los verbos con sus complementos. Tan presentes están en cada frase, tan próximas al hablante, que en ocasiones cuesta reparar en ellas, como en nuestro propio rostro si no se dispone de espejo.

En concreto, sirva de reflejo del uso apropiado del idioma el avance de la vigésima tercera edición del diccionario académico, que incluye la siguiente acepción de transformar: ‘en rugby, baloncesto o fútbol, conseguir un tanto con el lanzamiento de una falta’.

Esta misma obra señala que tan correcto es explicitar el complemento directo («Xavi no consiguió transformar el penalti cometido a Cesc en el arranque del segundo acto») como omitirlo («Xavi no consiguió transformar»).

Respecto a la preposición que acompaña al verbo, por último, el Diccionario del estudiante señala que algo se transforma EN algo.

En síntesis, lo ideal es emplear este verbo si se marca gol de falta o de penalti, y no tanto en una jugada con el balón en movimiento, y son las faltas y los penaltis los transformados en gol, mejor que hablar de transformar goles (¿en qué?) o transformar de penalti (¿el qué y en qué?).

Así pues, en lugar de frases como «Ronaldo transformó el gol en el mano a mano con una suficiencia insultante» o «Messi se encargó de transformar, de penalti, el primer gol del encuentro», lo apropiado habría sido escribir «Ronaldo marcó el gol en el mano a mano con una suficiencia insultante» o «Messi se encargó de transformar el penalti en el primer gol del encuentro».

Sin duda, jugadores como ellos son los que elevan, como se eleva el vuelo de esa paloma aparecida en la chistera a golpe de varita, la calidad de la Liga BBVA. Disfrutemos de ellos sin transformar las normas gramaticales innecesariamente.

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