Cada Año Nuevo sucede igual: pese al bullicio de los festejos navideños, en medio de todas sus celebraciones, ya sea antes de un brindis o tras deshacer el abrazo a un ser querido y reencontrado, el hombre halla un espacio para el silencio; como si un cartel de «Cerrado por vacaciones» colgase de sus labios, se recoge mudamente para tomar conciencia de sí mismo, respira hondo, hace balance del año.
Existen, como indicaba George Ainslie, líneas brillantes del tiempo, normas claras o fechas especiales, idóneas para echar la mirada atrás y enunciar nuevos propósitos: analizar las metas deportivas alcanzadas, casi inigualables por parte del Real Madrid en este 2014, o no volver a hablar de los árbitros, hábito inveterado por más que se procure ser paciente con sus errores en contra, los cuales, en ocasiones, terminan por llevarlos a la nevera.
En realidad, todo instante es bueno para semejantes cavilaciones y resoluciones: ¿qué más da un momento que el siguiente? Pero ese camino procrastinador conduce las más de las veces a aplazamientos reiterados: ¿qué más da el siguiente momento o el posterior? Y así hasta postergar las decisiones de manera indefinida. Las líneas brillantes, como nos recuerda Juan Antonio Rivera, cambian la pregunta «¿Por qué hoy?» por la más desafiante y comprometedora «Si no ahora, ¿cuándo?».
Valga, por tanto, este parón liguero con motivo del final de año para resumir el contenido de las crónicas lingüísticas de este 2014: desde La exigente Liga BBVA, publicada el 7 de enero, hasta esta anotación compendiosa del 22 de diciembre, se han escrito un total de cuarenta y tres crónicas, centradas en cuestiones de tipo léxico, gramatical u ortográfico.
Entre las primeras, no cabe duda de que para el Atlético de Madrid fue el año del verbo campeonar, pues campeón y victorioso salió de una competida lucha por la Liga BBVA; en el Real Madrid se habló del liderazgo de Cristiano Ronaldo y Toni Kroos y Sergio Ramos, decisivo este tanto en la Liga de Campeones como en el recentísimo Mundialito; el Mundial de Brasil introdujo espráis para señalar las faltas, adaptados con e inicial y tilde en la a en plural, así como tecnología para los goles fantasma, definidos como aquellos que de hecho entran pero no suben al marcador, aunque acaso pudiera aplicarse tal expresión a los que sin haber entrado son concedidos por el colegiado. No fue un buen año para el Barcelona, desde luego, que ni tuvo (la posesión de) el balón con la frescura de antaño ni ha logrado perfeccionar el juego de mayor verticalidad por el que apuesta Luis Enrique.
Respecto a las crónicas de meollo gramatical, se dio por válido que los jugadores entrenaran, sin se, en una pieza que sirvió de homenaje a la memoria de Luis Aragonés, campeón de entrenamientos; se explicó que nada hay de censurable en crear el sustantivo rechace a partir de rechazar, del mismo modo que despeje deriva de despejar, y la riqueza del lenguaje futbolístico dio pie a cuatro artículos sobre los sufijos -azo, -ón y, en dos semanas consecutivas, -ada (1) y -ada (2).
Si a la ortografía atendemos, se nos antojó de utilidad el recordatorio de que las palabras prefijadas, como microrrotura o prelista, se escriben en una sola palabra y sin guion intermedio; se refrescó asimismo la correcta grafía de los apodos de jugadores y entrenadores, así como de las denominaciones alternativas de las selecciones mundialistas; sorprendió constatar (y sigue sorprendiendo) la frecuencia con que se refieren a Keylor Navas como meta costaricense, con una sola erre, en lugar de costarricense, y, hablando del Real Madrid, este se quitó la obsesión por conseguir la décima Orejona o, por antonomasia, la anhelada Décima.
Hubo más y cada cual estimará sus preferidas. Personalmente, considero de especial pertinencia insistir en el uso creciente de ese dislate que consiste en emplear culpa o culpable cuando se quiere ensalzar. También sobresale en mi memoria aquel juego de reunir términos balompédicos relacionados con la geometría, mención incluida al también fallecido Tito Vilanova. ¿Y qué decir de la nostalgia infantil y el cariño destilado al recoger los sinónimos para portero, llegados de todo el mundo hispanohablante gracias a una consulta por nuestras redes sociales?
Por supuesto, si de gratitud se trata, valgan estas últimas líneas del año para reconocer como se merecen todas las sugerencias de Leonardo Gómez Torrego, así como el interés y la guía de nuestro Consejo Asesor, los soplos continuos de mis compañeros en la Fundéu o la colaboración de todo el equipo que trabaja en la página web oficial de la Liga BBVA.
Cómo no, como suele decirse, esto no sería posible sin vuestro apoyo, lectores: aunque el sentido de las crónicas ha de encontrarse en el proceso mismo de escribirlas y en el aprendizaje resultante, los destinatarios de cada pieza semanal sois vosotros; vosotros, en tal medida, el impulso para continuar atentos a las narraciones de cada jornada liguera.
A todos, desde este acogedor rincón, os deseo unas felices fiestas navideñas y un próspero año entrante.