obligar a algo, no obligar algo

Foto: © Pixabay / groovelanddesigns

Con el verbo obligar, lo adecuado es que aquello a lo que se fuerza esté introducido por la preposición a: obligar a hacer, no obligar hacer.

Aun así, es posible encontrar casos en los que se prescinde de la preposición, como en «Un incendio en Canarias obliga la evacuación de 500 personas», «Su trabajo le obligaba hacer jornadas maratonianas» o «La despoblación obliga el cierre de más colegios».

El Diccionario del estudiante, de la Real Academia Española, señala que el complemento del verbo obligar que indica lo exigido lleva la preposición a, se especifique a quién se dirige la obligación («Extinguen el incendio que ha obligado a los vecinos a confinarse por el humo») o no («El incendio de un coche obliga al desalojo de una vivienda»). En consecuencia, no resulta apropiado eliminarla, como aclara el Diccionario panhispánico de dudas.

Como se ve en los ejemplos, el uso de la preposición se mantiene tanto cuando el complemento es un infinitivo como cuando es un sustantivo. También se utiliza si se trata de una oración con que: «El músico obligaba a que tuvieran disciplina los cantantes», no «El músico obligaba que tuvieran…».

Por todo ello, en las frases del principio lo indicado habría sido escribir «Un incendio en Canarias obliga a la evacuación de 500 personas», «Su trabajo le obligaba a hacer jornadas maratonianas» y «La despoblación obliga al cierre de más colegios».

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