El 11 de marzo de 2020, hace ahora cinco años, la COVID-19 fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En aquel momento, la tormenta que llevaba meses gestándose dio paso a un tsunami que lo trastocó todo, para todos y en todo el mundo. Ni un solo aspecto de la vida escapó de él. Tampoco el lenguaje.

Aprendimos muy pronto lo que era la COVID, uno de los términos que el Diccionario de la lengua española no tardó en recoger, el coronavirus y el SARS-CoV-2; localizamos en el mapa y empezamos a pronunciar de forma adecuada Wuhan y Hubei; entendimos las diferencias entre epidemia, pandemia y sindemia; y debido a la avalancha de noticias que surgió con la infodemia nos enteramos también de lo que realmente significaba el estado de alarma y el confinamiento (que fue palabra del año 2020 para la FundéuRAE).

Llegaron también, y para quedarse, el gel hidroalcohólico y las mascarillas, mientras nos fuimos dando cuenta de todas las connotaciones de balcón y del alivio de la soledad compartida a través de videollamadas, de videoconferencias e incluso del teletrabajo. Hizo aparición también la resiliencia, y la vacuna (palabra del año 2021 para la FundéuRAE) dio paso a la esperanza y, por fin, a los vacunódromos y a los puntos de vacunación masiva.

Aquel año 2020 el Diccionario de la lengua española incorporó voces como coronavirus, COVID, desconfinar y desescalada, y, al siguiente, hisopado, nasobuco o cubrebocas, así como nuevas acepciones para términos como cribado, o las formas complejas burbuja social y nueva normalidad

No tardaron en crearse derivados a partir del nombre de la enfermedad, como covidesco o covidiano, incluidos en el Diccionario histórico de la lengua española. Los covidiccionarios de la gente empezaron a enriquecerse con otras expresiones que se escuchaban y que aparecían en los medios como cazavirus, gotícula e hisopar.

La FundéuRAE se llenó de palabras y recomendaciones relacionadas con la pandemia. Un paseo por la recopilación que reúne más de un centenar de todas ellas devuelve al lector, por un instante, a aquellos días. Allí es posible encontrar el confinamiento selectivo, las PCR, la variante ómicron, el sobreaforo, el síndrome de la cabaña…, huellas persistentes de lo que aquella gran ola supuso en el lenguaje y en nuestras vidas.