Las onomatopeyas monosilábicas, como zas, plas, (ni) mu, pum o ta, no llevan tilde.
En los medios de comunicación es habitual encontrar frases como «De repente llega un día en que debemos quedarnos quietos y no decir ni mú», «¡Zás!, la primera en la frente», «¡Púm! y lo eché a rodar», «La agarró así a quemarropa y tá-tá-tá-tá-tá» o «Le pegas un empujón a la puerta con el pie porque ya no te quedan manos y cuando oyes ¡plás! te das cuenta de que te has dejado las malditas llaves dentro».
Tal como indica la Ortografía de la lengua española, salvo en los casos de tilde diacrítica, «las palabras de una sola sílaba no se acentúan gráficamente […]: mes, sol, me, ya, son, fe».
Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir «De repente llega un día en que debemos quedarnos quietos y no decir ni mu», «¡Zas!, la primera en la frente», «¡Pum! y lo eché a rodar», «La agarró así a quemarropa y ta-ta-ta-ta-ta» y «Le pegas un empujón a la puerta con el pie porque ya no te quedan manos y cuando oyes ¡plas! te das cuenta de que te has dejado las malditas llaves dentro».