El término webgrafía, que se define como el ‘repertorio de recursos procedentes de internet referentes a una materia determinada o empleados en una obra o trabajo’, es un neologismo adecuado.
Su empleo resulta cada vez más habitual en el ámbito académico, por lo que en ocasiones tiene también cabida en los medios de comunicación: «Toda la información procede de bibliografía y webgrafía sobre la USAID», «La información ha sido trabajada desde bibliografía y webgrafía sobre el BID».
La palabra webgrafía se ha formado —por analogía con bibliografía— a partir del sustantivo web y de la base compositiva -grafía, también presente en voces como hemerografía, videografía o filmografía, y su uso no es censurable si se quiere resaltar que determinada documentación procede de internet y no de otros medios.
Lo habitual es la adición de una o a la base a la que se añade el sufijo, si este es de origen griego, como en filmografía o cristalografía, lo que ha originado la forma webografía, correctamente formada pero con un uso muy escaso, debido probablemente a la cacofonía del término en español. También adecuadas pero poco frecuentes son la voz cibergrafía y la expresión bibliografía web.
No obstante, conviene no olvidar que en biblioteconomía estos términos quedarían englobados dentro del más general bibliografía, que incluye todos los recursos y fuentes, independientemente de cuál sea su procedencia, por lo que en los ejemplos anteriores pudo haberse escrito, simplemente, «Toda la información procede de bibliografía sobre la USAID» y «La información ha sido trabajada desde bibliografía sobre el BID».