Después de dos semanas de fútbol sin tregua, el viernes veintisiete hubo una pausa que marcaba la frontera entre el final de la fase de grupos y el comienzo de los cruces eliminatorios.
Y es precisamente esa jornada de recreo la que define al espectador insaciable. Solo a su especie se le antoja eterna tan breve espera. Quiere más. Catorce días de partidos no bastan al hincha incontinente, que notará un vacío en el estómago, un rugir de entrañas protestando, el borborigmo que delata la voracidad de quien ya ha comido pero sigue hambriento.
Nada que ver, si de apetito hablamos, con la escasa intensidad de algunos equipos y futbolistas, hartos de esfuerzo físico, ahítos de éxito y gloria o con poca hambre, en femenino.
Más de un redactor, sin embargo, ha escrito en masculino frases como «Un partido que mostró a la selección de Marruecos replegada para salir rápido y con algunas ocasiones para marcar, aunque poco hambre de triunfo», «Las vacas sagradas han demostrado tener poco hambre, nula preparación física y poco compromiso» o «Y dice Xabi Alonso que había poco hambre».
Conviene recordar la regla según la cual las palabras femeninas que comienzan por a tónica, como agua, águila o hambre, pese a ir precedidas del artículo el, concuerdan en femenino en el resto de los casos. Se dirá el agua, pero las aguas; el águila, pero esa águila, y el hambre, pero poca hambre, que es lo que habría sido adecuado escribir en los ejemplos anteriores.
Y tres cuartas de lo mismo le ocurre al sustantivo área, femenino igualmente aunque se diga el área. Por consiguiente, allá donde se ha escrito «En el otro área, Julio César también tuvo trabajo» y «En el otro área, Witsel lo intentó un par de veces desde lejos», lo atinado habría sido «En la otra área…», pues el artículo no precede al sustantivo inmediatamente.
Si se juntan el hambre y el área, la imaginación puede volar por asociación hacia frases como «El árbitro se comió un penalti en el área local», perfectamente escrita y que sirve de puente hacia una excepción a la norma antedicha. El femenino de el árbitro, mejor que el árbitra (como cabría esperar por empezar árbitra por a tónica), es la árbitra, tal como indican el Diccionario panhispánico de dudas y la Nueva gramática de la lengua española.
La variante la árbitro, por cierto, no es apropiada según el diccionario académico, pues deja de considerar este sustantivo común en cuanto al género y desdobla las formas masculina y femenina.
Esperemos, sea como sea, que los árbitros no se conviertan en noticia y dejen en las manos y los pies de los futbolistas la suerte de cada equipo. Y esperemos también, ya que estamos con el hambre, que no haya más mordiscos que aquellos de los espectadores terminando con sus uñas por los nervios.
Salvo la victoria clara de la Colombia de James contra la Uruguay sin Suárez, los demás partidos están siendo de infarto: Holanda remontó en el último suspiro, Costa Rica ganó en la tanda de penaltis y la misma suerte corrió Brasil, que este año no anda sobrada de fútbol. Scolari lo sabe. La torcida lo sabe. Tras el chutazo de Pinilla al final de la prórroga, no solo el larguero se quedó temblando.