las cosas se perpetúan, no se perpetuan

Foto von I.J. Andri, Müstair/CH, hochgeladen von S.Wetzel

El verbo perpetuar no tiene en ninguna de sus formas el acento prosódico en la segunda e, por lo que se dice yo perpetúo y él perpetúe, y no yo perpetuo ni él perpetue.

En los medios de comunicación, tanto escritos como hablados, son habituales frases como las siguientes: «La enseñanza perpetua el dominio de las élites tradicionales y limita la meritocracia», «Eso puede incentivar que se perpetuen los bajos salarios» o «Son crímenes de odio que se perpetuan por la falta de empatía de personas incapaces de concebir la diferencia».

El verbo perpetuar sigue el mismo modelo que el resto de los verbos acabados en -tuar, como actuar, acentuar o efectuar, y por ello la vocal tónica puede ser la u, como en perpetúo y perpetúe, o alguna otra vocal posterior, como en perpetuó, perpetuase o perpetuaría, pero nunca en la e anterior. Este desplazamiento inadecuado en la pronunciación puede ser un cruce con el sustantivo y adjetivo perpetuo, que encontramos en calendario perpetuo o cadena perpetua.

En consecuencia, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido, por ejemplo, «La enseñanza perpetúa el dominio de las élites tradicionales y limita la meritocracia», «Eso puede incentivar que se perpetúen los bajos salarios» y «Son crímenes de odio que se perpetúan por la falta de empatía de personas incapaces de concebir la diferencia».

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