El telespectador que se incorpora despistado a la transmisión de un partido y oye que fulano va a salir al terreno de juego preguntará automáticamente: «¿Sale o entra?». «Sale, sale, quiero decir, entra». Y ya con esto queda todo meridiano.
En realidad, el aficionado suele interpretar correctamente este galimatías, aunque procura por si acaso encontrar confirmación en el televisor. Allí, en el margen inferior de la pantalla, aparecerán rótulos con flechitas apuntando a izquierda y derecha, unas rojas y otras verdes, así como los nombres de los futbolistas y alguna referencia a los dorsales; a saber, cualquier ingenio para disipar la bruma lingüística de intercambiar salir y entrar como si fuesen sinónimos.
No es el caso. Y sus sustantivos correspondientes así lo indican: no es lo mismo responder a un comentario ocurrente con «¡Menudas salidas tienes!», donde se ensalza la chispa y viveza del interlocutor, que oír a una mujer decirte «¡Menudas entradas tienes!», en cuyo caso el interpelado tenderá a convencerse de que la calvicie es sexi.
En el fondo, ambas opciones son correctas y todo es cuestión de perspectiva y uso de preposiciones: el suplente sale del banquillo, con la preposición de, que expresa el punto de partida, pero sale al campo, con la preposición a, para expresar el destino; por su parte, el titular sale del campo, con la preposición de, como se sale de la propia ciudad —derbis al margen— para disputar los partidos fuera de casa.
Respecto a entrar, el suplente entra en el terreno de juego, con la preposición en, o, tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas, entra al campo, habitual en América (también se repite mucho y está aceptado ese latiguillo extraño de salta al terreno de juego, por más que no se aprecien brincos, como indicaba hace años Fernando Lázaro Carreter). Por fin, aunque no falta en absoluto a la corrección, es menos frecuente decir que el titular entra en el banquillo o en el vestuario, para lo cual suele afirmarse que toma asiento en uno o se dirige al otro.
Todas estas combinaciones son adecuadas y puede darse el caso, por lo tanto, de que un suplente primero salga al campo a sustituir a un compañero (salga por él) y después salga del campo debido a una lesión, como le ocurrió hace escasas jornadas a Coentrão —con virgulilla sobre la a— en el partido entre el Real Madrid y el Villarreal.
Como se ve, las preposiciones no se utilizan al tuntún. Al contrario, hay que salir al paso de semejantes afirmaciones sin fundamento. Lo normal es que cada una exprese matices distintos y hasta significados totalmente diferentes, de modo que lo aconsejable es emplearlas con criterio, no así como así, por desembarazarse de ellas, esto es, por salir del paso.