En olor de multitud(es) es la construcción más indicada para expresar que alguien cuenta con la admiración de muchas personas, mejor que en loor de multitud(es).
En los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «Se despide en loor de multitudes de su entregada afición», «El abogado presenta su último libro en loor de multitudes» o «El héroe recibió el premio en loor de multitud».
Como explica el Diccionario panhispánico de dudas, la locución en olor de multitud (o de multitudes) es relativamente reciente y se originó por analogía con en olor de santidad y otras similares, frecuentes en textos medievales y clásicos, en los que la palabra olor se usa de forma metafórica, pues se entiende que la cualidad a la que se alude se exhala como un aroma. Con el sentido de ‘rodeado de, envuelto por’ se empezó a usar ya en el siglo XX en olor de multitud.
El hecho de que el término olor, en su acepción no metafórica, diera lugar a «interpretaciones jocosas» de la expresión, según la misma obra, hizo que en las últimas décadas algunas personas lo sustituyeran por loor (‘elogio’ o ‘alabanza’) en una forma de ultracorrección que conviene evitar.
La construcción en loor de es correcta y frecuente, pero va seguida del sustantivo que expresa la persona o cosa a quien se dirige la alabanza, no quien la realiza («Predicó en loor del difunto»). Así, en sentido recto, en loor de multitud significa que alguien alaba a la multitud, no que alguien recibe sus alabanzas.
De este modo, y aunque algunos diccionarios de uso recogen en loor de como equivalente de en olor de, resulta preferible emplear la segunda en ejemplos como los del principio, que habría sido mejor redactar de la siguiente manera: «Se despide en olor de multitudes de su entregada afición», «El abogado presenta su último libro en olor de multitudes» y «El héroe recibió el premio en olor de multitud».