En textos médicos, las voces coágulo y trombo, que de forma general aluden a la ‘masa semisólida formada por la coagulación de un líquido, como sangre’, tienen distintos matices que conviene tener en cuenta.
Con motivo de las noticias sobre la formación de coágulos sanguíneos como uno de los posibles efectos de la vacuna de AstraZeneca, es habitual leer en prensa: «Coágulos y COVID-19: cinco factores de riesgo», «Expertos revelan posibles causas y tratamiento de los coágulos asociados a la vacuna de AstraZeneca» o «La EMA admite un vínculo entre la vacuna de AstraZeneca y coágulos en el cerebro».
Aunque el Diccionario de términos médicos, de la Real Academia Nacional de Medicina de España, ofrece ambos nombres como sinónimos, se aclara que la preferencia de trombo o de coágulo depende del contexto.
Fuentes de dicha institución explican que, en relación con la vacuna de AstraZeneca, es habitual ver coágulo y coágulo sanguíneo, por influencia del inglés, en el que en general se usa con más frecuencia blood clot (y blood clots) que thrombus (y thrombi). Este uso en español no es incorrecto, pero en este contexto es más preciso hablar de trombo que de coágulo, ya que este último no tiene siempre la connotación negativa que lleva asociada el primero en la práctica clínica, dado que los coágulos sanguíneos también se forman por un mecanismo fisiológico y las consecuencias son buenas para el organismo.
Por lo tanto, lo preferible habría sido escribir «Trombos y COVID-19: cinco factores de riesgo», «Expertos revelan posibles causas y tratamiento de los trombos asociados a la vacuna de AstraZeneca» y «La EMA admite un vínculo entre la vacuna de AstraZeneca y trombos en el cerebro».