Clientelista, y no clientelar, es el adjetivo recomendado para indicar relación con el clientelismo.
El clientelismo se define como un ‘sistema de protección y amparo con que los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios’, mientras que la clientela alude al ‘conjunto de los clientes de una persona o establecimiento’, según señala el diccionario académico.
Por tanto, para referirse a redes, prácticas o sistemas relacionados con esta clase de protección a cambio de servicios, se recomienda usar el adjetivo formado a partir de clientelismo, no de clientela.
Por eso, de acuerdo con los criterios habituales de formación de palabras, se aconseja utilizar el sufijo -ista, que da lugar a clientelista, de igual manera que a partir de bipartidismo se crea bipartidista.
Así, en frases como «Los recursos destinados a políticas sociales frecuentemente son distribuidos de manera clientelar», lo aconsejable habría sido «Los recursos destinados a políticas sociales frecuentemente son distribuidos de manera clientelista».