El término boicot —mejor que boycott o boicó— y su sinónimo boicoteo son las formas adecuadas en español para referirse a la ‘acción que intenta obstaculizar el desarrollo de una determinada actividad’.
En la prensa, es frecuente encontrarlas en oraciones como «¿Boicoteo en Twitter si Trump vuelve?», «El boicot de los jugadores de Irán a su himno se suma a la lista de gestos reivindicativos» o «El boicot del fútbol alemán al mundial de Catar».
El Diccionario de la lengua española recoge boicot y boicoteo, ambas en letra redonda, y las define, respectivamente, como la ‘acción que se dirige contra una persona o entidad para obstaculizar el desarrollo o funcionamiento de una determinada actividad social o comercial’ y como la ‘acción y efecto de boicotear’. De este modo, el diccionario académico incluye la propuesta de adaptación gráfica que ya figuraba en el Diccionario panhispánico de dudas, donde se proponía boicot, mejor que boicó, como castellanización de la voz inglesa boycott, y en el que también se validaba boicoteo, derivado de boicotear.
Por tanto, el empleo de estas palabras en los ejemplos anteriores se considera completamente válido. Además, cabe recordar que los plurales de estas voces son boicots y boicoteos.
La voz inglesa boycott procede, a su vez, de Boycott, apellido de Charles Cunningham Boycott, un administrador de fincas irlandés que impuso unas condiciones de trabajo tan malas que los arrendatarios y trabajadores rurales se negaron en bloque a trabajar con él. En 1880, se empezó a utilizar la forma boycotting (cuyo equivalente en español es boicotear) para aludir a este tipo de resistencia.
Una primera versión de esta recomendación se publicó el 2 de septiembre del 2013.