El sustantivo aporofobia, no aporafobia, está bien formado y se considera un término válido en español para hacer referencia al odio o al miedo al pobre.
Con motivo de la celebración, el día 17 de octubre, del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, se vuelven a encontrar en la prensa ejemplos como «Aporofobia o cómo el odio golpea a las personas que viven en la calle» o «La ley de la infancia incorpora una disposición adicional por la que la aporofobia será perseguida como delito de odio».
El término aporofobia —formado a partir de la voz griega á-poros, ‘sin recursos’ o ‘pobre’, y fobos, ‘miedo’— fue acuñado por la filósofa Adela Cortina en los años noventa; desde entonces, su uso ha crecido significativamente y ya se registra como cultismo en el Diccionario de la lengua española con el significado de ‘fobia a las personas pobres o desfavorecidas’.
Es una voz bien formada en español que no es necesario resaltar con cursiva ni con comillas y que se utiliza adecuadamente en los ejemplos anteriores.
Se recuerda además que lo apropiado es emplear la forma aporofobia, y no aporafobia, con cierto uso, pero que etimológicamente no se considera válida. Sin embargo, en algunos medios de comunicación se encuentran frases como «No es ni racismo ni xenofobia: es aporafobia» o «Según la autora, lo que tiene el 90 % de la gente es aporafobia», en los que lo adecuado habría sido emplear aporofobia.
Ver también
➤ aporofobia, palabra del año 2017 para la Fundéu BBVA
➤ aporofobia, la historia de una palabra nacida para cambiar la realidad (Crónica)