a caballo, no a medio caballo

Foto: © Archivo EFE / Francisco Guasco

La locución a caballo, no la forma a medio caballo, es la adecuada para indicar que algo o alguien se encuentra o se mueve entre dos realidades.

En la prensa se pueden encontrar ejemplos como los siguientes: «A medio caballo entre propuestas para ahorrar energía e ideas para reducir las emisiones y la contaminación», «Se ofrecen recorridos para los que busquen algo a medio caballo entre el senderismo y la escalada» o «La crisis ha dejado un modelo a medio caballo entre la presencialidad y lo telemático».

El Diccionario de la lengua española recoge a caballo como una locución adverbial que señala aquello que se sitúa entre dos realidades temporales, espaciales o de otro tipo, aparte del sentido de ‘que monta en caballería’. No es adecuado, por tanto, emplear en su lugar a medio caballo, que se puede deber a un cruce con la locución a medio camino, utilizada para hablar de las acciones que no llegan a su fin: «El equipo se quedó a medio camino de la remontada».

Cabe señalar que en algunas zonas se registra el uso de a medio caballo y de a caballo para aludir a ciertas preparaciones culinarias que incluyen uno o varios huevos fritos, respectivamente: «Para acompañar, no pueden faltar las papas fritas a caballo». Con este significado, a medio caballo se puede considerar válida.

Así pues, en los primeros ejemplos lo conveniente habría sido escribir «A caballo entre propuestas para ahorrar energía e ideas para reducir las emisiones y la contaminación», «Se ofrecen recorridos para los que busquen algo a caballo entre el senderismo y la escalada» y «La crisis ha dejado un modelo a caballo entre la presencialidad y lo telemático».

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