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Casi nadie ha despedido con honores a las 1 350 palabras que fueron jubiladas del diccionario corriente, y que ahora caminan por esa especie de parque para retirados que es el Nuevo diccionario histórico del español.
Por primera vez, Madrid acoge durante tres jornadas a los profesionales de la corrección de textos para debatir sobre el estado de la profesión en un congreso que se celebra bajo el lema «Tus palabras son tu imagen».
Más de una tarde de ulepils hemos levantado el vaso, dejando un culaccino en la mesa, y entre trago y trago hemos contado un jayus para distraer a nuestros amigos.
La reciente publicación de la vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española (DRAE), elaborado por la Real Academia Española y consensuado con otras 21 academias, ha sido el fruto de 13 años de trabajo y ha supuesto, entre otros datos destacados, la inclusión de 5 000 palabras nuevas y de 140 000 enmiendas sobre 49 000 artículos ya existentes. Entre las novedades, aparecen nuevas entradas y acepciones referidas al ámbito deportivo.
Cada vez que me preguntan qué libro me llevaría a una isla desierta, contesto siempre lo mismo: mi amado diccionario.
Día grande y «emocionante» en la Real Academia Española. El nuevo Diccionario de la lengua española ha recibido hoy el respaldo de los Reyes y de numerosas autoridades que han asistido a la presentación oficial de esta gran obra, que refleja la unidad y diversidad de la lengua española.
La publicación del «Diccionario de la lengua española» de la Real Academia Española (RAE) es siempre un acontecimiento cultural. Millones de hispanohablantes consultan con frecuencia esta gran obra de referencia que, en su 23.ª edición, ha renovado en profundidad el léxico.
¿A qué nos referimos cuando usamos la palabra cultura? Esta pregunta se la han repetido 51 085 veces durante el pasado mes de septiembre los 15 085 usuarios que la han buscado en la edición digital del diccionario de la Real Academia Española (DRAE), de lo que se deduce que algunos la han buscado más de una vez.
Así estamos los hispanohablantes, sobresaltados como don Quijote en su primera noche en la venta, en el Capítulo III («Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero»). Estamos así -no todos, pero ojalá muchos de nosotros- porque, en unos días más, se conocerá finalmente la 23a. edición del Diccionario de la lengua española, obra de la industria de la RAE y de las Academias hermanas.
El dilema: ¿la normalización de la lengua solo puede existir en la escritura?Las dos visiones de Fabio Morábito y Javier Sampedro.
La coma, esa pequeña mancha de tinta, puede cambiar el sentido de una frase. Como en este titular, ya corregido, de El Diario Montañés: «Pablo Alborán, reina en la música española».
Quizás es precisamente porque nos encanta traducir literalmente de otros idiomas por lo que –sin ánimo de ofender– tendemos a hablarlos malamente. Pero no está todo perdido. Existe la comprensión contextual (igual el término no, hasta este momento) y podemos aprender a encajar determinadas palabras que carecen de traducción al castellano por su significado aproximado.
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