La expresión cadena de bloques, que hace referencia a una tecnología digital que garantiza la veracidad de las operaciones por internet, es una alternativa al anglicismo blockchain.
En los medios de comunicación pueden leerse frases como «El blockchain se hizo conocido en el 2008 con la invención de la moneda digital bitcóin», «Una de las muchas ventajas que puede ofrecer la implementación de la blockchain es el manejo de la identidad digital de una forma segura y transparente» o «Estos son algunos de los cambios que la tecnología blockchain puede aportar».
Se trata de un registro compartido por millones de ordenadores conectados donde se inscriben y archivan las transacciones de dos partes de manera verificable, permanente y anónima sin necesidad de intermediarios.
En español se emplea con este sentido la expresión cadena de bloques, la cual elimina la ambigüedad que se observa respecto al género al emplear la voz inglesa: el/la blockchain.
Así pues, en los ejemplos iniciales habría sido preferible escribir «La cadena de bloques se hizo conocida en el 2008 con la invención de la moneda digital bitcóin», «Una de las muchas ventajas que puede ofrecer la implementación de la cadena de bloques es el manejo de la identidad digital de una forma segura y transparente» y «Estos son algunos de los cambios que la tecnología de cadena de bloques puede aportar».
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