Se puede agrupar contenidos de abajo arriba o de arriba abajo, por orden cronológico, geográfico, jerárquico, por tareas… Pero siempre, siempre, con el objetivo de responder a las necesidades de nuestros potenciales usuarios.
Un sitio web se compone de contenidos que pueden ser desarrollados en diversos formatos: texto, vídeo, audio, fotografías, etc. Si estos elementos forman parte de un listado que no tiene ningún orden, obligamos al usuario a recorrer una lista, en la que todos los elementos aparecen mezclados. Si solo tenemos cuatro contenidos web quizá la cosa funcione, puede que el usuario encuentre por casualidad lo que está buscando, pero esta opción no parece la más operativo, sobre todo si estamos hablando de docenas, cientos o millones de contenidos.
Por tanto, necesitamos organizar esa información de alguna manera. Lo ideal es que diseñemos una forma de agrupación de contenidos con la que el mayor porcentaje de usuarios pueda encontrar lo que necesita lo antes posible y con el menor esfuerzo, dependiendo de sus particulares necesidades de información.
Hay múltiples formas de agrupar la información, un sitio web puede utilizar solo una o varias de esas formas para conseguir que sus contenidos se encuentren:
Algunos ejemplos:
- Agrupaciones exactas. Un contenido web solo puede pertenecer a una categoría y no a otra:
- Por orden cronológico
- Por ubicación geográfica
- Agrupaciones ambiguas. Un contenido web podría pertenecer a más de una categoría. Que esté en una u otra dependerá de muchos factores, lo que quiera el dueño de la web, lo que aporte un análisis de usuarios, etc.
- Por jerarquías
- Por facetas
- Por tareas
- Por audiencias
- Por prominencia: contenidos destacados, por ejemplo «lo que sale en la página de inicio» frente a los «contenidos de base».
- Híbridos: se mezclan varios tipos que no se deberían usar en un mismo espacio porque pueden desorientar al usuario.
La creación agrupación o clasificación de contenidos se puede hacer mediante, fundamentalmente, dos estrategias:
- De arriba abajo (top-down): primero se deciden las categorías principales y, después, cada una se va desglosando en subcategorías.
- De abajo arriba (bottom-up): primero se listan las subcategorías o temáticas que se van a tratar o para las cuales se tiene información y luego se van agrupando en función de nuestros objetivos y de cómo creemos que serán los modelos mentales más probables de los usuarios; es decir, cómo creemos que la mayoría de los usuarios va a buscar el contenido web.
Hagámoslo con un ejemplo:
Imaginemos una página corporativa de una micropyme. Debe preguntarse: ¿qué información requiere de mí un cliente potencial en mi sitio web para tomar la decisión de solicitar mis servicios o comprar mis productos?
Puede necesitar tan solo mostrar a sus clientes potenciales una definición de a qué se dedica la empresa, una localización física de la misma, los servicios o productos que oferta, quizá un portfolio de clientes y la información legal necesaria, así como aportar algún medio para que el cliente pueda comunicarse con nosotros.
Solo con esto podemos listar los contenidos:
- La empresa
- Nuestros servicios/nuestros productos
- Información Legal
- Localización geográfica
- Contáctanos
- Nuestros cliente
- A qué nos dedicamos
Ahora resulta que tenemos muchos productos distintos, o tenemos clientes de muchos tipos o de sectores distintos. Tendremos que listarlos también, lo que nos lleva a empezar a sumar muchos contenidos:
- La empresa
- Localización geográfica
- Producto 1
- Cliente1
- Cliente 2
- Sector 1
- Producto 2
- Información Legal
- Cliente 3
- Nuestros servicios / nuestros productos
- Sector 2
- Cliente 4
- Producto 3
- Nuestros clientes
- Cliente 5
- Producto 4
- Contáctanos
- Sector 3
- Sector 4
- A qué nos dedicamos
Esto empieza a desmadrarse. Ahora lo que tendremos que hacer es organizar esto de alguna manera, pensando en que le sea fácil a nuestro cliente encontrar lo que necesite. Por ejemplo:
- La empresa
- A qué nos dedicamos
- Localización geográfica
- Contáctanos
- Nuestros clientes
- o Sector 1
- Cliente 1
- Sector 2
- Cliente 2
- Sector 3
- Cliente 3
- Sector 4
- Cliente 4
- Cliente 5
- o Sector 1
- Nuestros servicios/nuestros productos
- Producto 1
- Producto 2
- Producto 3
- Producto 4
- Información Legal
Obviamente podemos jugar con estas agrupaciones como necesitemos, solo es un ejemplo. Pero este tipo de estructuración le está dando a nuestro cliente la información de forma mucho más clara que con el listado inicial, que no tenía ningún orden.
Entre muchas otras, podemos usar técnicas muy sencillas, como el card sorting, que nos permitirán ver cómo los usuarios creen que deberían estar organizadas esas secciones. En el caso de grandes portales, podemos incluso recurrir a técnicas de organización por coocurrencias, etc., pero para empezar, usemos el sentido común, y preguntemos a nuestros usuarios.
Ahora, alinear las necesidades de búsqueda del usuario con las del sitio web, ya es otro cantar. Lógicamente, querremos que además de encontrar lo que buscan, lo compren. De eso se ocupan el diseño de interacción y el estudio de la conducta de uso de nuestros clientes potenciales, antes y después de publicar el sitio web.