La intención de Gómez Torrego, investigador del Instituto de Lengua del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, es facilitar «las normas esenciales» de la Gramática para poder hacer frente a las dudas más frecuentes, afirma en una entrevista con Efe.
El libro se titula en realidad Gramática fácil de la lengua española pero, «por motivos publicitarios», Espasa, la editorial que lo publica, ha intercalado «súper» entre las dos primeras palabras, en un color diferente.
A Gómez Torrego no acaba de convencerle esa tilde porque, si se tratara del prefijo super, debería escribirse junto al adjetivo y sin tilde: Gramática superfácil.
El libro contiene lo imprescindible para resolver esas dudas que suscitan a veces el género de las palabras, el número, algunos superlativos y comparativos, determinadas concordancias y ciertos verbos, adverbios y preposiciones.
Y, hablando de géneros, ¿tiene cabida en el español correcto el femenino miembra que propuso una ministra del Gobierno español anterior?
No la tiene, asegura Gómez Torrego, porque no hay documentación escrita sobre miembra, no por otra razón, «ya que, por cuestión gramatical, un sustantivo que termina en 'o' y se refiere a persona puede desdoblar en 'a', y de hecho en el diccionario académico hay palabras coloquiales como tipa o petarda.
Pero algunas voces, «por las razones que sean, no desdoblan en "a" el femenino y se manifiesta el sexo con los artículos o con los demostrativos»: una miembro, aunque también es correcto un miembro aplicado a la mujer.
Hay sustantivos referidos a profesiones o actividades que ejercían habitualmente las mujeres y que ahora, en algunos casos, admiten el masculino en "o", como azafato o amo de casa.
Pero no es correcto decir telefonisto, periodisto o electricisto, porque el sufijo -ista es invariable, advierte el autor de libros como Ortografía práctica del español o Las normas académicas: últimos cambios.
El caso de modisto es distinto y ese masculino es «una especie de violencia morfológica»: «por razones quizá de prestigio social y para diferenciarse el hombre de la mujer, empezaron a decir modisto y algo que era totalmente anómalo en la morfología del español, triunfó».
Y, si de femeninos va la cosa, el de presidenta es correcto, pero no gerenta, aunque este último sí está admitido en América, como puede comprobarse en la versión electrónica del diccionario académico, que cada día recibe más de 2,5 millones de visitas.
En España no ha triunfado gerenta, pero en voces relativas a 'profesiones o actividades no cualificadas', era corriente decir sirvienta, clienta, dependienta, asistenta. Sin embargo, se estudia la carrera de «asistente social», comenta el autor.
En cuanto a la polémica que suscitó el informe de Ignacio Bosque sobre Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, Gómez Torrego se muestra de acuerdo con todo lo que dice ese académico de la Lengua y asegura que «no se debe forzar la lengua ni confundir género con sexo nunca».
«Otra cosa es desde el punto de vista léxico, y ahí sí es lógico que molesten algunos términos como 'mujer pública', sinónimo de prostituta. Es una discriminación», asegura, y ese tipo de palabras tienen que ir marcadas en el diccionario.
A la hora de formar plurales, conviene recordar que lo correcto es decir ciudades dormitorio, horas punta o sofás cama, pero cuando el segundo sustantivo actúa como adjetivo, tanto vale palabras clave como palabras claves, niños soldado (s), obras cumbre (s) o jugadores estrella (s).
Se dirá los premios Goya, pero «tiene tres goyas» o, el que se lo pueda permitir, posee en su casa «tres picassos».
Es más culto decir crudelísimo, fortísimo y novísimo, pero también son válidos cruelísimo, fuertísimo y nuevísimo.