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Agencia EFE

Dos libros y una corbata, el legado de Francisco Rico a la Caja de las Letras

El primero y el último libro de Francisco Rico, filólogo, historiador de la literatura y académico fallecido el pasado 27 de abril, una de sus corbatas que no se quitaba nunca, uno de sus primeras lecturas infantiles y varias anotaciones manuscritas se encuentran depositadas desde este martes en la Caja de las Letras.

Con este legado en memoria del historiador de la literatura de la Edad Media al Siglo de Oro Francisco Rico (1942-2024), el Instituto Cervantes ha rendido este martes homenaje al catedrático de Literaturas Hispánicas Medievales en la Universidad Autónoma de Barcelona, considerado uno de los mayores expertos de la historia en el Quijote, y que dirigió la colección Biblioteca Clásica de la Real Academia Española.

Un acto en el que han participado Victoria Camps, filósofa y viuda de Rico; Daniel Rico, profesor e hijo del homenajeado; el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, y el escritor Jordi Gracia.

En la caja de seguridad 1406 de esta antigua cámara acorazada bancaria que ahora atesora los legados de personalidades de la literatura, la cultura y la ciencia, han sido introducidos dos libros, el primero y el último que escribió Rico.

Se trata de La novela picaresca y el punto de vista, primer libro importante que hizo en 1969, y Una larga lealtad, una especie de colección de semblanzas de amigos, maestros, filólogos que, aunque no es literalmente el último que publicó, sí el que preparó totalmente antes de fallecer, han indicado su hijo y su viuda.

Una corbata italiana es otro de los objetos que quedarán custodiados en la Caja de las Letras para recordar lo «sumamente presumido» que era, de tal forma que nunca se la quitaba, ni siquiera en el gimnasio ni a veces para dormir, han agregado.

También un libro de infancia, uno de la serie de Guillermo Brown, que fue una de sus primeras lecturas y que, además, ha indicado Daniel Rico, «podría explicar ese aspecto travieso que tenía, por decirlo suavemente».

Asimismo, ha sido legada una carpeta llena de anotaciones pequeñas de una caja de su estudio para mostrar la forma en la que trabajaba.

El ministro de Cultura ha recordado cómo Rico forma parte de la memoria colectiva y de la educación cultural: «Hoy hacemos un homenaje a uno de nuestros grandes […]; una de las personas que más nos ha dejado sobre estudios de literatura y filología y que nos enseñó a entender mejor nuestra cultura».

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha recordado por su parte tres libros de Rico que le han acompañado, La novela picaresca y el punto de vista, Nebrija frente a los bárbaros y El sueño del humanismo, y ha destacado: «Es un referente fundamental de nuestra cultura que desde Barcelona nos enseñó a recibir la herencia del humanismo».

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, ha hecho una semblanza de un amigo inolvidable, profesor, filólogo y editor, «buen conversador», «impertinente», «sentimental y generoso».

Tras recordar los «cameos» de Rico en varias novelas del escritor y también académico fallecido Javier Marías, ha destacado su gran obra humanística, con trabajos esenciales sobre la literatura medieval y renacentista, sobre Petrarca, Nebrija, el Cantar de mio Cid y Alfonso X, sobre la novela picaresca, la crítica de literatura española sobre la que han estudiado generaciones de filólogos y, su obra más conocida, su edición del Quijote.

Jordi Gracia, que fue alumno suyo, ha recordado a Rico como un «tsunami humano y de las humanidades», y le ha considerado el «primer humanista del siglo XX y XXI, que acometió la voluntad de convertir las humanidades en parte del menú cultural de España». 

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