En el caso del lenguaje de los mensajes enviados a través de teléfonos celulares y caracterizados por el uso de abreviaturas, los expertos coinciden en que se trata de un fenómeno «irrefrenable» ante el que consideran que debe evitarse el miedo o el desprecio.
Esta es una de las conclusiones de la mesa redonda sobre los nuevos códigos de escritura, las abreviaturas de los SMS y el programa de mensajería instantánea (Messenger), celebrada en el marco de la segunda jornada del encuentro internacional, organizado por la Fundéu BBVA, que acoge el monasterio de Yuso.
Uno de los participantes, el profesor Salvador López Quero, de la Universidad española de Córdoba, argumentó que estos nuevos «códigos de comunicación» son también «un instrumento» en el que los jóvenes basan sus relaciones y, en lingüística, «han demostrado que entre lo oral y lo escrito no hay una oposición frontal».
La «conversación virtual» es un híbrido entre lo oral y lo escrito, y los SMS «son textos escritos oralizados, se escribe como se habla y en ellos lo que importa es la función comunicativa».
En su opinión, este tipo de mensajes es «la mayor revolución del lenguaje que haya habido jamás».
Carmen Galán, de la Universidad de Extremadura, subrayó que las «deficiencias educativas» han favorecido la reaparición de un «lenguaje fonético que ya usaban los fenicios».
Galán llamó la atención sobre el cambio “físico» que han supuesto los SMS «porque hasta ahora el pulgar era un dedo tonto, y para las nuevas generaciones es un dedo que habla».
Por eso, «es un fenómeno imparable e irrefrenable», concluyó.
Ricard Morant, de la Universidad de Valencia, explicó un proyecto de investigación sobre el lenguaje usado por jóvenes en las playeras, «que dicen mucho del portador y de la sociedad en la que vivimos» porque «ahora la ropa es una pizarra para transmitir, con un mensaje breve y expresivo».
Sobre el lenguaje de los SMS consideró que «no está claro si el problema es de los jóvenes o nuestro» ya que «vivimos en una sociedad audiovisual y no está claro si hoy ser analfabeto es cuestión de escritura o de imagen, si en clase hay que seguir haciendo comentario de textos o deben ser de imagen».
En otra de las mesas redondas de este seminario participaron guionistas de televisión de España, México y Argentina, que aseguraron que, especialmente en Hispanoamérica, son contados los casos de televisión hecha especialmente para jóvenes.
El mexicano Benjamín Cann, el argentino Pablo Martín Lago y el español Félix Jiménez relataron su experiencia en series como la argentina Rebelde Way o la española Física o Química.
Cann, que también es director de cine, dijo que en México apenas existe «una televisión para jóvenes que refleje su lenguaje».
Se hace una televisión para adultos y niños en la que «no hay palabras malsonantes o escenas de sexo» y eso «hace que los jóvenes no vean televisión», añadió.
Esta situación contrasta con la de la televisión española, que sí busca un público joven en determinadas series, aunque «en los guiones queremos introducir un lenguaje más neutro, que no moleste ni a padres ni a hijos», según Jiménez.
«A nosotros, el hablar como los jóvenes o ser más explícitos en el sexo nos lo piden los productores para vender las series», precisó el guionista español, quien añadió que «si los jóvenes huelen a moralina en los diálogos o en los contenidos se van de la serie».
En la televisión de Argentina «las series de jóvenes son más vistas por niños», explicó Pablo Martín Lago, que recientemente ha trabajado en la adaptación de High School Musical.
En su país, explicó, existe un organismo censor que vela por los contenidos en este tipo de series pero, en ocasiones, «las cadenas prefieren pagar la multa que salirse de una tendencia natural, casi pornográfica» y también «incluir palabras malsonantes».