Mañas ha pronunciado hoy la conferencia inaugural del seminario internacional «El español de los jóvenes», después de que fuese abierto, de forma oficial, por la Princesa de Asturias, doña Letizia.
El autor de Historias del Kronen y Mensaka, dos novelas que tienen a los jóvenes como protagonistas y que han sido llevadas al cine, ha abogado por «dejar que los jóvenes experimenten en el lenguaje, que lo vivan y que el lenguaje viva a través de ellos, que lo modelen», ya que «ninguna sociedad puede vivir con un traje lingüístico anacrónico» y «la función de los jóvenes es inventar».
Luego «hagamos la criba, fijemos aquello que merece cierto respeto por su plasticidad, por su originalidad, por su gracia y descartemos el resto».
Se ha mostrado partidario de «dejar que entren los anglicismos» y, «naturalmente, se verán los que arraigan porque tienen su utilidad y rellenan una laguna conceptual, y los que simplemente resultan modismos pasajeros» y, así, «unos permanecerán y los otros desaparecerán de igual manera que llegaron».
El escritor madrileño ha insistido en «aceptar» todo que en el lenguaje juvenil suponga «riqueza, nuevos matices, polisemia» y «luchar contra lo que suponga pobreza o imprecisión lógica».
En resumen, ha considerado, hay que «ser flexibles con el léxico e inflexibles con la gramática, abrir las puertas a la invención y cerrárselas a la imprecisión».
«Sí a los nuevos vocablos, no a los leísmos y laísmos, puesto que no distinguir entre el pronombre en dativo y en acusativo es un lastre para el pensamiento, mientras que tener más palabras y expresiones supone, sencillamente, un incremento de las tonalidades de nuestra paleta lingüística», ha dicho.
En su opinión, «hablar del español de los jóvenes es hablar del español del futuro» y, en este campo, «la irrupción de las nuevas tecnologías nos asusta».
«Instintivamente nos dan miedo, como nos dan miedo los anglicismos o la ortografía del SMS, pero ya ni comprendemos la ortografía del siglo XV y en fonética ya nadie pronuncia las ‘uves’ como fricativas», ha asegurado Mañas, quien se ha cuestionado sobre si «hay tanta diferencia entre esos cambios y los actuales».
Por ello, ha reclamado «ser un poco humildes de cara al futuro y menos prepotentes con las nuevas generaciones», ya que «decimos que los jóvenes no leen, pero no nos hemos parado a reflexionar en la cantidad de información que procesan a través de internet».
Así, es preciso «quitarnos las anteojeras literarias para ver que rara vez ha habido un momento de eclosión informativa y cultural tan importante» y que no hay motivos para alarmarse, «no puede decirse que el mundo de la cultura esté hundiéndose».
Y, de hecho, los nuevos medios «también han tenido una influencia positiva», como es que los correos electrónicos «han resucitado un género epistolar que estaba prácticamente muerto», ha concluido.