Una pequeña minucia gramatical, la de la disyuntiva entre idos e iros, ha acaparado titulares, incluso de portada, tras un pronunciamiento «liberalizador» de la Academia en favor de la segunda de esas formas.
Querría proceder, en virtud de mi condición de académico, a lo que en los usos parlamentarios se llama «explicación de voto». Lo que deseo explicar no es un sufragio afirmativo o negativo a cierta propuesta que, en efecto, se sometió —desdichadamente— a votación en una sesión académica, sino que mi postura fue en ella la única que considero posible en un lingüista: la abstención.
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