En la Fundación del Español Urgente publicamos unas 250 recomendaciones lingüísticas al año. Quienes nos seguís habitualmente o las recibís a diario en vuestros buzones de correo sabéis que no todas esas recomendaciones son estrictamente nuevas; lo son aquellas que tratan sobre un nuevo problema que hemos detectado o las que recogen un neologismo, ya sea de una voz novedosa o de un sentido desconocido de una palabra ya existente.
Pero hay un porcentaje de nuestras recomendaciones que se repiten o que son más estacionales. No hay nada malo en ello: la realidad y la actualidad de los medios es reiterativa muchas veces y no todas las noticias de la prensa son 100 % hechos novedosos cada día, ni mucho menos.
Que nuestras recomendaciones se repitan o que tratemos el mismo asunto más de una vez no implica, sin embargo, que la cuestión se trate exactamente de la misma manera. En la Fundéu BBVA no tenemos miedo al cambio, no lo hemos tenido nunca y es algo de lo que, incluso, hemos hecho bandera más de una vez.
En la Fundación del Español Urgente nos ocupamos del ultimísimo español. Hemos hecho de la novedad nuestra zona de confort y queremos seguir haciéndolo. Pero también queremos que seáis conscientes de por qué esto, que no es un capricho baladí, es así.
Dejad que os pongamos un ejemplo de esta evolución: el 30 de mayo del 2011 nuestra recomendación del día fue sobre cómo debía escribirse la expresión primavera árabe, pues los medios hablaban entonces de las revueltas en Egipto y de los movimientos populares que nacían en el mundo árabe. En ese primer momento, en la Fundéu acordamos que lo más adecuado era escribir ese término en letra redonda y con minúsculas iniciales; lo recomendamos así porque entonces la denominación primavera árabe alternaba en el uso con otras como revolución árabe y revueltas árabes.
Sin embargo, si hoy buscáis en nuestra página web esa recomendación encontraréis un contenido que se titula Primavera árabe, en letra redonda y con mayúsculas. Esta nueva versión tiene fecha de agosto del 2013: dos años después, la denominación primavera árabe se había consolidado en el uso y era la que por antonomasia se empleaba para referirse a esos movimientos sociales. Este cambio justifica, lingüísticamente, su escritura con mayúsculas iniciales. Como decimos, en la Fundéu no tenemos miedo al cambio, a decir Diego donde dijimos digo. Todo ello, claro está, mientras exista una justificación lingüística que respalde, justifique y motive ese cambio.
Tratamos siempre de avisar, no queremos jugar al despiste y sembrar la confusión en nuestros lectores y seguidores, gente preocupada por el buen decir. Por eso nuestra recomendación sobre primavera árabe tiene una nota al pie que avisa de que existió una versión más temprana de ese contenido, que no era igual.
Por eso también hemos creado una etiqueta #puestaapunto, que vamos a emplear en las redes sociales cuando compartamos una versión que modifica en algo un contenido que ya teníamos. Ello no quiere decir que el resto de nuestras recomendaciones no estén al día, simplemente avisa de que hemos introducido alguna novedad significativa en la recomendación que lleva esa etiqueta.
La #puestaapunto puede ser un cambio o un añadido. Así sucedió, por ejemplo, con el anglicismo selfie. En un primer momento optamos por proponer alternativas en español que ofreciesen el mismo significado (autofoto, autorretrato). Meses más tarde, y aún manteniendo que esa primera propuesta seguía siendo válida, añadimos otra de las posibilidades que ofrece el sistema de la lengua: la adaptación a la ortografía española como selfi, terminada en i. Hoy, sin ir más lejos, hemos añadido la alternativa de la adaptación al italianismo sorpasso.
Esperamos que esas modificaciones y añadidos no desorienten, que entendáis, muy al contrario, que el cambio lingüístico es parte de la naturaleza de las lenguas que están vivas y sanas. El cambio lo creamos y lo impulsamos todos los hablantes del español; así construimos, cada día y juntos, la historia de nuestra lengua. En la Fundéu tratamos de ser tan rápidos como lo es a veces ese cambio. Conseguirlo en algunas ocasiones y no conseguirlo en otras es parte del encanto de nuestro trabajo y, cuando lo logramos, de nuestro gozo.