Aunque el plato fuerte de este XIII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua es la aprobación, el próximo sábado, del texto básico de la Nueva gramática de la lengua española, la revisión de la Ortografía fue abordada por varios directores académicos, dado que es uno de los proyectos importantes que se desarrollarán en los próximos años.
El posible aspecto polémico de esa revisión lo deslizó el director de la Academia colombiana de la Lengua, Jaime Posada, quien declaró que de cara a la nueva edición de la Ortografía, las Academias podrían «considerar» las propuestas revolucionarias de Gabriel García Márquez.
El Nobel colombiano propuso en el Congreso de Zacatecas (México, 1997) la abolición de ciertas normas ortográficas, entre ellas la de la letra «h».
Posada señaló que las Academias colombiana y mexicana van a enviar a la comisión interacadémica responsable de la Ortografía el discurso de García Márquez en Zacatecas por si quieren someter a estudio su contenido y utilizarlo «como material de trabajo».
No obstante, Posada advirtió de que los miembros de esa comisión «son bastante rigurosos y rígidos».
En declaraciones a Efe, el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, fue tajante al asegurar que «no se variará ninguna regla de la Ortografía».
La norma ortográfica, añadió, «está sacramentalmente acordada por las 22 Academias».
Cuando se revise la edición de 1999 se aprovechará la ocasión para hacer una Ortografía «más didáctica, para suprimir algunas ambigüedades y para considerar la repercusión de los escritos en medios informáticos», añadió el director de la RAE.
José Moreno de Alba, director de la Academia mexicana, le dijo a Efe que él no tenía conocimiento de que el discurso de García Márquez se fuera a emplear como material de trabajo, y dejó claro que las academias revisarán el texto de la Ortografía «para hacerlo más claro y didáctico».
Durante la presentación oficial del Congreso de las Academias, fue el ex presidente colombiano Belisario Betancur (1982-86) el primero en aludir a la Ortografía y a aquel célebre congreso de Zacatecas en el que García Márquez «pidió la jubilación de la Ortografía» y armó el consiguiente «escándalo».
«No es posible jubilar la Ortografía, porque está canonizada por obras y vivencias», afirmó Betancur, quien hizo reír a los asistentes al contar cómo aprendió en verso las palabras que en español llevan la letra «z».
Alfredo Matus, director de la Academia chilena, subrayó que la Ortografía «es el principal código lingüístico que regula la lengua escrita» y es «un asunto serio que debe atenderse con solvencia» porque afecta a la unidad del español.
Matus afirmó que en este Congreso de Medellín, las Academias estudiarán los informes que hay ya elaborados sobre la Ortografía de 1999 y tendrán en cuenta las opiniones de los expertos y las críticas aparecidas en prensa de cara a esa nueva edición que se acometerá en los próximos años.
En la presentación oficial de hoy también intervinieron, entre otras personalidades, la ministra de Cultura de Colombia, Elvira Cuervo de Jaramillo, y el alcalde de Medellín, Sergio Fajardo.
Cuervo de Jaramillo destacó la importancia de la nueva Gramática que se aprobará el sábado, en un acto presidido por los Reyes de España y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y que «oficializará el español de América», además de respetar las diferencias que hay entre unas zonas y otras de los países hispanohablantes.
«Será la Gramática de Medellín», dijo la ministra, en alusión al título que familiarmente se le dará a esa importante obra de referencia que las 22 Academias han elaborado durante casi diez años, y que sustituye a la de 1931, que no tenía en cuenta el español de América.
Esta Gramática, y el Sistema Internacional de Certificación del Español, que también se aprobará esta semana en Medellín, constituyen «un histórico ejemplo de diálogo y de cooperación cultural», añadió Cuervo.
La ministra aludió en su intervención a los cambios que ha experimentado Medellín, una ciudad que, «después del estigma de la violencia», está ahora inmersa «en plena revolución educativa y cultural»; una ciudad que, según dijo el alcalde, va pasando «del miedo a la esperanza».