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| Agencia Efe

La nueva gramática refleja el español de todas las latitudes

La Nueva gramática de la lengua española, cuyo texto básico será aprobado el próximo día 24 en la ciudad colombiana de Medellín, es un paso histórico en la unidad del español y refleja por vez primera la realidad lingüística de todos los países hispanoamericanos.

Este carácter panhispánico ha sido destacado por los directores y presidentes de las 22 Academias de la Lengua Española, que durante diez años han consensuado el contenido de esta obra.

La nueva gramática —la edición anterior data de 1931— tendrá 2.500 páginas, aunque se publicará además un compendio para usuarios no especializados.

La obra «describirá el uso de la lengua hoy», es decir, hará «una radiografía del uso del español en el mundo hispanohablante», dijo a Efe el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha.

Y este reflejo de la realidad lingüística de las dos orillas del Atlántico constituye el «logro más importante», a juicio de la Academia colombiana, anfitriona del XIII Congreso de Asociaciones de la Lengua, que se celebrará en Medellín y que será clausurado por los Reyes de España.

El secretario ejecutivo de dicha academia, Jaime Bernal, opinó que la nueva gramática recoge todos «los usos y abusos de los países hispanoamericanos».

La obra enumera las variantes de un fenómeno lingüístico en cada zona, dijo García de la Concha, al explicar que «las líneas imaginarias del mapa de la lengua no están compartimentadas por países», sino por áreas.

Para el presidente de la Academia argentina, Pedro Luis Barcia, la obra «es representativa» de las ocho áreas lingüísticas en las que se ha ordenado el mapa del español.

Se trata de Chile, Río de la Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay), región Andina (Ecuador, Perú y Bolivia), Caribe Continental (Venezuela y Colombia), México y Centroamérica, las Antillas (Puerto Rico, República Dominicana y Cuba), Estados Unidos y España.

La nueva gramática es definida por el presidente de la Academia venezolana, Oscar Sambrano, como un «paso histórico» y un «gran reconocimiento de la diversidad».

Pero estas diferencias que presenta el español no dividen a los países, a juicio del director de la Academia de Perú, Marco Martos, porque tienen en «común la estructura del español, que es monolítica».

«Sin estructura no puede haber lengua. Y la gramática no es más que estructura», dijo el director de la Academia de Uruguay, Jorge Arbeleche.

Para el director de la Academia Mexicana, José G. Moreno de Alba, la nueva gramática representa una «fotografía científica precisa y una descripción completa y pormenorizada», que permitirá que el buen conocimiento de la lengua llegue a los niños en la escuela.

El presidente de la Academia chilena, Alfredo Matús, destacó el «avance poderoso» que supone, ya que no es «una mera revisión de la anterior gramática, sino una descripción radicalmente diferente», con una metodología que responde a la perspectiva «panhispánica» en la que hoy la Academias enmarcan todos sus trabajos.

Ello significa «que los fenómenos idiomáticos se enfocan desde toda la lengua española, en su potente unidad y en su rica variedad».

Para el director de la Academia puertorriqueña, José Luis Vega, ninguna de las variedades que se descubrirán, «aún las más importantes, necesariamente significan un impedimento de comunicación entre todos los usuarios».

Y es que una «de las riquezas» que la lengua española permite, según el secretario de la Academia nicaragüense, Francisco Arellano, es «la comunicación oral o escrita, sin ninguna dificultad», entre un argentino y un nicaragüense o entre un español y un dominicano.

Precisamente, el director de la Academia dominicana insistió en que «hay diferencias de pronunciación o en el significado de las palabras, pero no en la escritura, que es una pauta común determinada por la gramática y la ortografía», señaló.

Las nuevas reglas de la obra vienen «a responder a lo que los hispanohablantes practican», aseguró el presidente de la Academia de Costa Rica, quien coincidió con el representante salvadoreño, David Escobar, que opinó que «responde a las necesidades actuales del español en nuestro mundo hispanohablante y en general en todas partes, porque es un idioma universal».

A la expansión del español se refirió el director de la Academia cubana, Lisandro Otero, para quien ese «crecimiento desmesurado ha constituido el principal riesgo: el peligro de la fragmentación».

El director de la Academia Norteamericana, Odón Betanzos, definió al español como una lengua «completa», aunque advirtió de la inclusión de «anglicismos innecesarios, que no son más que calcos».

Pero, para el director de la Academia de Guatemala, Mario Antonio Sandoval, muchas de las palabras de origen indígena o anglosajón se han «españolizado» y se utilizan con significado común y universal.

La gramática, según el director de la Academia de Bolivia, Raúl Rivadeneira, llenará un «enorme vacío», porque como afirma también la representante panameña, Margarita Vásquez, «sistematiza en común una materia que recoge principios y leyes generales».

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