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| Agencia Efe

Bengoechea critica la resistencia de la RAE a la feminización del lenguaje

La profesora de sociolingüística Mercedes Bengoechea dijo que la resistencia a la feminización del lenguaje no está en la sociedad, sino en otras instancias como la Real Academia de la Lengua, y subrayó que las consecuencias sociales de esta actitud son «mas serias de lo que puede parecer».

Bengoechea, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá, miembro de la Comisión Asesora del Lenguaje del Instituto de la Mujer y autora de investigaciones sobre el sexismo en el lenguaje, hizo estas afirmaciones en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. 

En su conferencia «La feminización del lenguaje», en el seminario «El español que hablamos, el español que hablaremos» que organiza la Fundación del Español Urgente (Fundéu), dedicada a promover el buen uso del español, la profesora explicó que el lenguaje se ha feminizado porque la sociedad ha evolucionado, las mujeres hemos dejado de estar en la periferia y porque «lo que hemos heredado es injusto».

«Estamos -dijo- en un periodo de vacilaciones, la lengua se tiene que adaptar a unos cambios que están entrando muy suavemente y que no están consolidados».

Sin embargo, la investigadora, que ha estudiado el sexismo en la última edición del Diccionario de la Real Academia, en el lenguaje administrativo o en la prensa, advirtió de que la resistencia a la feminización del lenguaje no es sólo lingüística y tiene consecuencia sociales «serias».

Como ejemplo, explicó que en 1995 el Ministerio de Trabajo tuvo que pedir un listado de profesiones desempeñadas por la mujer porque «si oficialmente no existía el término peona, las mujeres que desempeñaban este trabajo tenían que cobrar como aprendizas, porque para la categoría de aprendiza no había problema».

La última edición del Diccionario de la RAE, del 2001, «ha feminizado veintinueve cargos, como bombera o gerenta, pero quedan otros 397 a los que se ha negado el cambio, como alfarero y dramaturgo».

«La resistencia de la Academia no se da en todos los niveles, cuanto más alto sea el cargo, más se aprecia», algo que contrasta con la resistencia a la masculinización de profesiones de menos categoría, como la de amo de casa.

Bengoechea acusó a la RAE de hacer presión hacia el uso del masculino cuando, en su Diccionario, introduce ejemplos con los que «quiere mostrar que se puede seguir utilizando gerente o perito cuando estos trabajos los hace una mujer».

La prensa y la sociedad han ido, en su opinión, por delante de la RAE, lo que también ha tenido sus repercusiones, como cuando hace unos años colectivos de homosexuales intentaron hacer una campaña contra la homofobia en TVE y el ente «se negó porque el término homofobia no estaba en el diccionario».

La profesora destacó que la simetría en el tratamiento de mujeres y hombres, especialmente en la prensa, se empieza a agradecer aunque entre «muy lentamente» y todavía se aprecie una tendencia a anteponer el nombre de un hombre al de una mujer, a pesar de que ella tenga un cargo de mayor jerarquía, o aparezcan expresiones como «La Pantoja» y nunca «El Iglesias».

Alabó también la frescura con la que se están introduciendo fórmulas para evitar las discriminaciones, como el uso del «doblete», como los vascos y las vascas para referirse a la población de esta comunidad; el de la @, incluso en campañas oficiales como la de «Si tú lees, tus hij@s también» y en cartas de profesores universitarios a sus alumn@s; o el de expresiones genéricas que no excluyen a ningún sexo.

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