La tabla conserva las denominaciones de la tabla periódica original y añade una breve descripción de una norma ortográfica a cada elemento. «Yo me muevo bastante por internet y sabía que las tablas periódicas llaman mucho la atención y funcionan muy bien», cuenta Romeu por teléfono a Verne, «así que ya lo tenía en la cabeza. Además, justo me topé con una foto de cuando iba al colegio y detrás de un amigo salía una tabla periódica, y al verla me di cuenta de que muchos elementos cuadraban perfectos con temas ortográficos».
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