Poco más de dos décadas habían transcurrido de la firma de la Enmienda Platt, cuando en mayo de 1926 se fundó esta institución, llamada a preservar uno de los principales pilares de nuestra identidad: el idioma.
La fuerte presencia yanqui en la Isla Mayor de las Antillas y, con ella, el profuso empleo de vocablos del inglés, preocuparon a muchos intelectuales de la época, entre quienes se encontraban Fernando Ortiz, Manuel Márquez Sterling y Enrique José Varona, su primer director.
Cada etapa que vivió el país en estos años marcó de alguna manera el desempeño de la ACuL que, concebida con un carácter no gubernamental, dependió en gran medida de las relaciones que pudieran establecer sus miembros con otras entidades como el Ateneo o la Academia de Historia de Cuba.
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