La imagen de los sátiros mezcla elementos humanos y animales: los cuernos no faltan, las extremidades inferiores son siempre del animal, tienen cola de cabra y sobre todo y fundamentalmente persiguen con ganas de sexo a las ninfas, mujeres con un atractivo demoledor. Por cierto, lo de las ganas de sexo tampoco es una suposición mía: se les representa con priapismo, que no es otra cosa que el estado permanente de erección.
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