Con el lenguaje coloquial hemos topado, que tiene la gran habilidad de hacer que el español de España y el de América parezcan dos idiomas distintos aunque la palabra que toman como base sea idéntica. Muchas están corroboradas por elDiccionario. Otras, internet nos previene de su uso en según qué países.
En España comemos papayas gracias a los milagros de la globalización, pero seguro que si un nicaragüense o un cubano está leyendo esto morirá de risa o palidecerá de vergüenza, según sea de estricta su moral. Porque en el país de los Castro y de Daniel Ortega, a la vagina se la llama familiarmente papaya. Poco más hay que explicar en este chiste.
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