Las palabras cambian sus significados o los pierden e incluso mutan ellas mismas para adaptarse a los hablantes y a como estos las usan. Los libros permiten seguir estas evoluciones y son una ventana para descubrir cómo cambia la lengua. Leer lo que se escribía en el siglo XII y compararlo con lo que se escribe en el siglo XXI puede ayudar a ver bastante claro cómo han cambiado las cosas.
En la lista de novedades que llegan a librerías estos días está Una lengua muy larga, de Lola Pons y que publica Arpa, un libro que hace ese trabajo por nosotros. Su subtítulo, Cien historias curiosas sobre el español, ya indica claramente lo que tenemos entre manos y su lectura permite descubrir unas cuantas curiosidades sobre el idioma (que quizás no te hagan ganar al Trivial todas las veces que juegan pero sí que conseguirán sorprenderte mientras lees). De nuestra lectura, nos hemos quedado con las siguientes.
Todo podía ser guay en la Edad Media
Guay es una palabra reciente, una que se puso de moda en las últimas décadas y que, a pesar de sus aires ochenteros, nos resistimos a abandonar.
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