Sanz hizo esta advertencia desde San Millán, lugar al que calificó de «corazón del idioma» y enclave «emblemático para los que hablamos español», al que acudieron hoy profesionales de las principales televisiones de España y América, además de lingüistas y expertos en comunicación.
Agradeció especialmente su presencia a los llegados del «otro lado del Atlántico, hermanos en la lengua, esa lengua que salió de aquí hace más de mil años, que viajó a América y de allí volvió más grande y más rica».
Esa lengua que nos congrega hoy en torno a ella —agregó el presidente riojano—, esa lengua que cobija en su regazo a todos sus vástagos, a los de esta orilla del Atlántico y a los de la otra.
El presidente de la Fundación San Millán citó a Octavio Paz cuando señaló que «decir lengua es decir civilización: comunidad de valores, símbolos, usos, creencias, visiones, preguntas sobre el pasado, el futuro y el porvenir».
«Este idioma, esta cultura y esta civilización común, sintetizados a su vez en un idioma compartido, es lo que hoy nos convoca en este emblemático Monasterio de San Millán», y el deseo —señaló— de que el español continúe siendo una lengua de diálogo y de influencia en este milenio ya estrenado, que pondrá a prueba «nuestra capacidad de superación como colectividad y como cultura».
«Tenemos todos, políticos, académicos, periodistas, en fin, cualquier hablante un gran reto y una gran responsabilidad. Cada uno debe aportar lo que esté en su mano», para conservar el idioma.