De cara al nuevo curso, la Universidad de Princeton ha publicado una guía de recomendaciones para usar un lenguaje inclusivo en sus dependencias y documentos. Las cláusulas “reflejan la cultura y política inclusiva de la institución”, reza.
Desarrollado por su equipo de Recursos Humanos y por su Oficina de Comunicación, el objetivo es que, cuando pueda evitarse, no se emplee un lenguaje binario en el ámbito educativo y administrativo y que de esta manera todo el alumnado se sienta incluido. El método es tratar de no usar palabras asignadas a géneros al dirigirse a un grupo mixto (esto incluye mujeres pero también personas trans, personas de géneros no binarios o intersexuales) o a alguien desconocido, como sucede en los escritos oficiales.