La obra, coeditada por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y la RAE, incluye una importante renovación fotográfica, además de algunos capítulos que reflejan los cambios experimentados en la Academia en los últimos años, fundamentales desde el punto de vista de renovación tecnológica y por la política lingüística panhispánica que se ha desarrollado, plasmada en las nuevas ediciones de la Gramática, la Ortografía y el Diccionario.
De aquella primera historia de Zamora Vicente, editada por Espasa Calpe, «no había ejemplares disponibles» desde hacía tiempo, según decía el presidente de la citada fundación, Fernando Masaveu.
De ahí el interés de esta segunda edición, para la cual ha sido imprescindible la labor del documentalista Mario Pedrazuela Fuentes, autor del libro Alonso Zamora Vicente: Vida y filología y estrecho colaborador de quien fue secretario de la RAE durante dieciocho años.
Como contó Darío Villanueva, director de la Real Academia Española, Pedrazuela estuvo trabajando con Zamora Vicente «hasta la víspera de la muerte» del académico, y desde el 2006 ha continuado recopilando material para la actualización del libro.
También han contribuido a esa actualización Carlos Domínguez e Isabel Moreno, miembros de la Oficina técnica del III Centenario de la RAE.
La nueva edición de la historia de la RAE de Zamora Vicente forma parte de las publicaciones relacionadas con el tercer centenario, que comenzó a finales de 2013 y se ha prolongado hasta ahora.
Para el filólogo Manuel Seco, aquella historia de la RAE fue «el servicio final» de Zamora Vicente a la institución a la que había dedicado cuarenta años de su vida. Y está atravesada, como el resto de los libros que escribió, por «el amor a la lengua».
Zamora Vicente fue, en palabras de Villanueva, «un filólogo de una pieza: hablante que escuchaba con toda atención; lector de literatura, que la escribía también; estudioso del lenguaje en todas sus manifestaciones, y entre ellas la literaria».
La edición de 1999 se tituló Real Academia Española y ahora se ha respetado el mismo título, aunque se trata de una verdadera historia de esta institución.
Discípulo de Ramón Menéndez Pidal y de Américo Castro, Zamora Vicente rememoró en su historia de la RAE las vicisitudes por las que pasó la Academia que, desde el principio, adoptó por divisa un crisol puesto al fuego, con la famosa leyenda de «Limpia, fija y da esplendor».