Pero ¿qué es lo que hace tan importante a la RAE, que le damos la potestad de decidir qué es correcto y qué no? Obviamente, está el prestigio histórico, además del liderazgo en relación con otras instituciones que se enfocan al estudio del español.
Esta institución lleva más de 300 años dedicando su trabajo a ‘limpiar, fijar y dar esplendor’ al idioma español. Pese a los esfuerzos de la RAE para mantener el statu quo del español en el mundo, que se evidencia en los tres verbos de su eslogan, esta a menudo ha sido criticada, por caduca o por no representar verdaderamente a los hablantes de la lengua; por no bajarse de su carruaje y caminar con los hablantes de a pie, quienes tienen el poder creativo de la lengua. Dentro de este aspecto, se la ha criticado por mantener definiciones sexistas o xenófobas en sus diccionarios, y por no revisarlas con la meticulosidad que se necesita. La discusión sobre la pertinencia de las definiciones es para otra columna, pero es verdad que la RAE no es santo de la devoción de todos.
[…]
Leer más en eltelegrafo.com.