
‘Yo hago yoga hoy’, ‘la ruta natural’ o ‘luz azul’ son algunos de los palíndromos que podemos encontrar en las numerosas páginas que hay creadas en la red sobre el tema. Tomado como diversión o como una manera de mantener ágil la mente, aquellos devotos de los palíndromos tienen en común la fascinación por la lectura y el gusto por los retos.
«La palindromía, la escritura simétrica o capicúa, está a medio camino entre el arte y el deporte, un poco como el ajedrez. Cuando construimos un palíndromo partimos en general de un núcleo central, y luego lo vamos desarrollando, agregando ‘materia’, según los casos, hacia las extremidades o hacia el centro», explica Pablo Nemirovsky, músico y palindromista argentino. En su libro ‘Yo sin vos ovni soY’, el autor incluye varios microrrelatos, una micronovela y la traducción de algunos tangos al lenguaje capicúa. «Creo que de manera relativa se puede expresar cualquier situación con los palíndromos», afirma.
Mantener ágil la mente
El Club Palindromista Internacional fue creado en 1987 por Josep M. Albaigés y en la actualidad cuenta con unos 50 socios dedicados, tal y como cita en su blog, «al estudio, debate y divulgación de todo lo relacionado con los palíndromos». El Club Palindromista edita además la revista trimestral ‘Segamages’, que hace unos meses publicaba su ejemplar número 100.
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