Estas palabras producto de la transformación del idioma español, identifican a los fronterizos del norte de México en cualquier parte del país.
(…) La literata neolaredense Cynthia Rodríguez Leija opina que el español neolaredense es mezcla del habla campesina, un tono de bravuconería, el inglés, el culto a la oratoria solemne que sólo la política de medio pelo pueden coronar, y un porcentaje mínimo las expresiones de las lenguas nativas.
«¿Cómo nos entendemos? Una pregunta demasiado vaga cuando la meta es definir varios aspectos transculturales de un idioma que ha sobrevivido a una época de desenfreno tecnológico. Ya no se busca el mapa estético de la identidad, no se habla para conmover, no se recrea una narración oral como en otras épocas».
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