La nueva campaña de la RAE, Lengua madre no hay más que una, quiere dar un toque de atención al mundo globalizado; es una crítica a quienes apuestan por los anglicismos antes que por la lengua patria y, por qué no admitirlo, un llamamiento específico para que sectores como el de la moda o la tecnología entonemos el mea culpa.
Cuando los puestos de trabajo no son lo único que suena mejor en inglés y la era digital amenaza con llenarlo todo de extranjerismos, solo faltaba la percepción de algunos de que las cosas en otro idioma quedan mejor.
Si bien es cierto que algunos términos (como bodyshaming, por ejemplo) son tan específicos que no dan lugar a traducción sin sonar rebuscados, utilizando anglicismos de forma gratuita corremos dos peligros: el de olvidar las acepciones en nuestro idioma y el de sonar absolutamente ridículas.
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