España se mide a Honduras, el Mirandés se mide al Numancia, la selección femenina de balonmano se mide a Noruega…
Los periodistas deportivos de España y América usan esa fórmula sin darse cuenta de que algo falla. No les sucedería lo mismo si dijeran «cotejó una cosa a otra», «confrontó el presente al pasado», o «comparó peras a manzanas».
Estamos aquí ante los «verbos de régimen», que no se distinguen por comer poco sino por regir qué preposición o preposiciones los pueden acompañar. Son verbos muy mandones, y no admiten cualquier combinación. Por ejemplo, «centrarse» sólo quiere que lo vinculen con la preposición «en»; mientras que «circunscribirse» prefiere la preposición «a». Unos verbos admiten varias preposiciones («creer a», «creer en»…), pero otros solamente se relacionan con una («lindar con»).
José Martínez de Sousa recoge en su Diccionario de usos y dudas del español actual (2001, pág. 388), tres preposiciones que le pueden servir al verbo «medir» para formar su régimen: medir a palmos, medir una cosa con otra, medir por el mismo rasero. La obra Dudas y dificultades de la lengua española, de Larousse-RBA (año 2000, pág. 213), incluye una cuarta en la forma pronominal: medirse en las palabras.
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