Así se desprende de la exposición «Tesoros de la lengua castellana», que alberga la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza en el Paraninfo y que ha sido inaugurada por el rector Manuel López, en el marco del X Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española.
A través de las 42 obras de gran valor patrimonial, entre las que se encuentran los trabajos de Nebrija, Covarrubias o Mayans, que colocaron al castellano a la vanguardia de las lenguas europeas, la exposición destaca los factores que, durante cinco siglos de historia, han contribuido al prestigio de la lengua castellana.
Ésta fue la primera en experimentar un proceso de estandarización frente al resto de lenguas romances, como el catalán o el aragonés, con las que convivía, debido a numerosos factores, ha explicado a Efe el director de la Biblioteca, Ramón Abad.
Junto a las primeras gramáticas y vocabularios, el descubrimiento de América fue también un acontecimiento histórico de gran repercusión para la expansión del castellano, sin olvidar la propia evolución de las lenguas y el peso que tenía el reino de Castilla en la península, ha apuntado Abad.
Esta evolución de la lengua castellana queda reflejada en la exposición, con obras que van desde las primeras gramáticas hasta los grandes proyectos de la Real Academia Española puesta en marcha por el rey Felipe V en el siglo XVIII, con la que la lengua castellana alcanzó su madurez.
Destaca la única obra incunable, es decir una edición hecha desde la invención de la imprenta hasta principios del siglo XVI, que muestra la exposición, el Vocabularium ecclesiasticum; el Diccionario latino-español (1492), de Nebrija, con 28 000 entradas con el término latino y su equivalente en castellano; o La historia de Nueva España, de Hernán Cortés, impresa posteriormente en México en 1770.
Para demostrar que el español convivió con diversas variedades lingüísticas, la exposición muestra también uno de los primeros ejemplos conservados de escritura en lengua romance aragonesa, Los Fueros de Aragón, y un manuscrito con textos aljamiados, escritos en lengua románica con caracteres árabes, que fue descubierto en Sabiñán (Zaragoza), una zona de gran tradición morisca.
El Siglo de Oro contribuyó notablemente al reconocimiento político y social de la lengua castellana y, por ello, coincidiendo con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote y el quinto del nacimiento de Santa Teresa, la exposición muestra también la edición del Quijote de Joaquín Ibarra, publicado en 1780, y obras de la santa.
Finalmente, la muestra llega también hasta la Edad Moderna, con ejemplos del uso práctico del castellano en campos diversos como el aprendizaje de los sordomudos, que durante el siglo XVIII dio el salto de los monasterios a las escuelas laicas y experimentó un cambio metodológico.
Esta muestra, que podrá visitarse hasta el 31 de enero del 2016, se completa con otra exposición, ubicada en la Biblioteca María Moliner, en la que se incluyen 130 obras de los siglos XIX y XX, que tienen una vocación más didáctica que patrimonial.