Manuel Alvar (1923 – 2001) fue «una figura imprescindible en los estudios de la historia del español, de la dialectología y también de la presencia del español en el mundo», ha señalado Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.
García Montero ha destacado el legado que el autor del Manual de dialectología hispánica, 200 libros y unos 800 artículos científicos, dejó en una institución como la Universidad de Granada, de la cual fue catedrático durante veinte años.
Antonio Alvar Ezquerra, hijo del homenajeado, ha destacado el papel de la Caja de las Letras como «el templo sagrado de la cultura española» y en la que ha depositado una selección de materiales con la letra de Alvar, un investigador de campo que «se pateó España y América entera para conocer el español hablado en cada rincón del planeta».
Esta selección la comprenden seis cuadernos de campo en los que el dialectólogo recogió, a principios de los años cincuenta, la tradición oral del romancero sefardí en el norte de Marruecos, congelada en el tiempo y propia de las labores funerarias, solo conocida por las mujeres.
Como ejemplo de su labor como explorador también se incluyen dos cuestionarios —de Las Palmas y Huesca, empleados para confeccionar los atlas de Canarias y de Aragón, Navarra y Rioja, respectivamente— que empleaba para sus exhaustivas entrevistas a campesinos y lugareños para extraer conocimientos de la lengua española y léxico de sus oficios.
El depósito incluye asimismo un ejemplar de Aragón, literatura y ser histórico, obra con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de ensayo (1976); así como varias publicaciones: Estudios sobre hablas meridionales (2004) y Español en dos mundos (2002), dedicadas a estudios sobre Hispanoamérica; Pasos de peregrino (1991), sobre su labor de investigador; y la antología de su poesía, Las granadas en el ramo (1983).
Una foto de Manuel Alvar junto a su esposa, Elena Ezquerra, en el día en que recibió el Premio Nacional de Literatura, y la biografía que ella escribió tras el fallecimiento del investigador y lingüista en 2001 completan el legado.
Además del depósito en la cámara acorazada que acoge la sede del Cervantes, la familia Alvar entregó a la Biblioteca Patrimonial de la institución publicaciones representativas de sus trabajos como profesor, investigador de campo y escritor.
Destacan varios ejemplares sus atlas lingüísticos y etnográficos, referencias fundamentales en la filología hispánica: de Canarias, los cuales supusieron el reconocimiento del dialecto canario; de Aragón, Navarra y Rioja; de Andalucía o los atlas de Hispanoamérica, como los de México o Venezuela; además de ejemplares de cuatro tomos de Léxico de los marineros peninsulares. Finalmente, algunas publicaciones, entre ellas, el libro de relatos Islas afortunadas (1975).